La neuroarquitectura trata de considerar cómo cada aspecto de un entorno arquitectónico podría influir en ciertos procesos cerebrales, como los relacionados con el estrés, las emociones y la memoria.
La importancia pedagógica del entorno cobra protagonismo cuando considera la capacidad y autonomía del niño en la propia construcción del conocimiento, lo que permite el desarrollo de sus iniciativas en libertad.
La ONU define 15 objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. De estos 15 objetivos hay que resaltar el Objetivo 4, donde se establece la necesidad de contar con una educación de calidad. Además, nuestra visión también integra otros 4 de los objetivos de la ONU: Salud y bienestar (3), ciudades y comunidades sostenible (11), producción y consumo responsables (12) y acción por el clima (13).
La arquitectura tendrá gran impacto en el cumplimiento de estos objetivos, tanto en su faceta material y espacial como en que es decisiva en relación a la calidad ambiental de los espacios interiores.
Los centros educativos en la actualidad, principalmente los construidos antes del año 2006, no son eficientes, consumen más energía de la que deberían, no cumplen la normativa actual de eficiencia energética (CTE DB HE) además de no contar con las condiciones mínimas de calidad ambiental interior necesarias.
Además, en general, son inaccesibles para personas con discapacidad motriz, no cumplen con la normativa de accesibilidad. Todos los edificios públicos estas obligados a cumplir con esta normativa.